PEÑA AMAYA.¡PAISAJE,HISTORIA Y ARQUEOLOGIA!
En un día claro el perfil de Peña Amaya se distingue claramente del resto de los cerros, siendo visible a gran distancia. Enclavada en el limite meridional de las Loras, desde su alto se pueden observar al sur los vastos espacios dedicados al cultivo del cereal entre las vegas del Pisuerga y el Odra. Partiendo de la localidad de Amaya, podemos subir por una pista de tierra hasta el borde occidental de esta lora, que ubicó un importante castro en la Edad de Hierro.
Durante más de dos milenios se fueron produciendo diferentes asentamientos que dan muestra de la situación estratégica de esta peña. Hay evidencias arqueológicas que se remontan a tiempos prehistóricos, pero es a final de la Edad del Bronce (siglo X a C) cuando se intensifica la presencia humana. Durante la Edad de Hierro fue uno de los principales espacios para defenderse ante la ocupación romana. Fue escenario de los últimos enfrentamientos de las Guerras Cántabras allá por los años 29 al 19 a C entre los Cántabros y los Romanos.
Más tarde los visigodos también se dieron cuenta de su situación estratégica y ocuparon el castro durante el reinado del rey Leovigildo hasta que en el año 712 d.C, Tarik ben Ziyad arrasó la zona. Estuvo un tiempo deshabitada hasta que a finales del siglo IX, el rey Ordoño I ordena su repoblación y se convierte en una de las fortalezas más importantes de la resistencia de los cristianos frente a la dominación árabe. Como vemos son épocas muy diferentes y siempre con la característica de que todos veían que desde el alto se dominaba toda la llanura castallana que se extendía hacia el sur.
Estar en su alto, es tomar contacto con todo este pasado y de paso ser conscientes de esta situación clave en el paso de la Meseta al Cantábrico durante toda la historia. Los restos arqueológicos que hoy se pueden observar corresponden a la trinchera de acceso al castro prerromano, a las ruinas del asentamiento medieval y a unos pocos vestigios de la fortaleza que se edificó en su cima. A 1300 de altitud, uno se deja llevar por la mirada extensa que cubre la zona y se toma consciencia del punto en donde estámos.
Senderismo, aire libre, arqueología, historia, pasado, patrimonio... mezclan bien para organizar una ruta a esta peña que tantas personas han utilizado a lo largo del pasado para asentarse y vivir. Las vistas son espectaculares y uno comprende a la primera, el motivo del asentamiento de tanta gente a lo largo de los años. Para llegar a la localidad de Amaya, se coge la carretera comarcal que une Alar del Rey y Sotresgudo, tomando el desvio a la derecha, hacia Salazar.
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