Estos días me ha llegado a traves de mi hermana Laura, un pps sobre la renovación del águila a la altura de sus 40 años que le sirve de punto de inflexión para vivir otros 30 años y llegar a los 70. Ya en este blog alguna vez hemos utilizado las aves, como la parábola de los gansos, para ilustrar algunas reflexiones sobre nuestro comportamiento como seres humanos.
La regeneración del águila, no se sabe si mito o verdad, nos muestra como el águila tiene que retirarse 150 días a lo alto de una montaña para meterse en un nido, con el objetivo de regenerarse su pico y uñas para poder continuar su vida. Es un proceso de regeneración que lleva mucha carga simbólica y que lo podemos aplicar a nuestro territorio y su futuro.
Al igual que los águilas, estoy convencido que Valderredible y otros muchos territorios rurales, se encuentra en un punto de inflexión de cara a su subsistencia como territorio. Mi experiencia después de cinco inviernos en la zona, es que estos espacios se encuentran muy parados y donde los cambios son muy lentos. Normalmente son zonas donde el circuito del agua ( ideas) es muy cerrado y se produce muy poca entrada de aire fresco. Para que se produzca un cambio, se necesita la entrada de gente nueva y con ideas frescas que ayuden a empujar al cambio de mentalidad que estos espacios necesitan.
Esa regeneración que el águila realiza a sus 40 años, la necesitamos nosotros en todos los estamentos que conforman la sociedad rural que habitamos. Desde las administraciones, escuela, organizaciones y por supuesto y más importante, nosotros los habitantes debemos impulsar un cambio en la mirada que empuje a buscar nuevos modelos de sociedad. La realidad pura y dura es que aún andamos muy lejos de todo este cambio y cuando uno se expone a la sociedad, se encuentra con una realidad muy estática y cerrada.
Los cambios nunca han resultado fáciles para nadie y el ejemplo del águila es un buen ejemplo, pero como ya he manifestado en otras ocasiones, Valderredible se encuentra en un punto de inflexión que como no nos retiremos al nido a reflexionar sobre por donde queremos tirar, el futuro se presenta difícil.
Quizá debamos desprendernos de ataduras, constumbres y otras tradiciones del pasado. Liberarnos del peso del pasado y volar con un nuevo enfoque. Para mi estamos haciendo precisamente lo contrario y creo que es hora de enfocarlo de otra manera.
Hoy en día esta claro que se esta trabajando en red, en equipo, en cooperación, en comunidad... y para ello espacios como las escuelas, las asociaciones, las comunidades nos debemos sentar en la misma mesa y trabajar en un futuro sostenible para que dentro de 15 años se vea que hay otra realidad social más evolucionada y abierta. Es la gente joven la que tiene que provocar los cambios, como decía Saramago:" No entiendo el paso por este mundo sin por lo menos intentar los cambios" y cuando digo joven es cualquier persona con ganas e ilusión por dejar huella.
Esperemos juntarnos y ver que podemos hacer entre todos para que nuestros hijos en un futuro, si quieren vivir en estos entornos, se encuentren espacios que merezca la pena vivir y luchar. Hay que dejar de mirar el pasado tanto y si mirar un futuro más abierto y con más posibilidades, porque sino estos territorios se quedan para 2ª residencia y con el circuito de ideas todavía más cerrado. Gansos y águilas quizá nos estén dando la clave, en la zona los podemos ver muchos días.