El Cuevatón como su nombre indica, es una cueva grande situada en una zona de frontera entre Cantabría y Palencía. Es un conjunto rupestre, pues consta de un grupo de cuevas excavadas en el gran peñón y otro grupo de cuevas horadadas en pequeños roquedos del entorno.
Desde el pueblo de Cezura se visualiza claramente. Pertenece a la falda norte del mítico Monte Bernorio ( Palencía) que perteneció a la Primera Cantabria. En este monte tanto celtas como Cantabros construyerón ciudades fortificadas. Es por lo tanto una zona habitada desde hace miles de años.
Como en otras zonas del rupestre tenemos la presencía de la roca arenisca( wealdense) y las proximidades de un río: El Mardancho. Estámos cerca del centro de interpretación del rupestre en Santa Mª de Valverde.
Su visión desde la carretera ya resulta espectacular, comenzamos a subir por una senda los cien metros que nos faltan para llegar al " Cuevatón". El lúgar es una maravilla. El silencio solo roto por los pájaros nos invita a quedarnos callados y sumergirnos en la atmósfera.
Arriba nos encontramos un peñón enorme, la erosión ha hecho sus estragos, incluso comentan que las toneladas de roquedo procedentes de los derrumbes, quizá fueron aprovechadas por los nativos para levantar sus casas.
Ya dentro nos llama la atención un foso a modo de depósito de agua, con lo cúal se especula que hubo una comunidad instalada en la zona. En el techo observamos grandes derrumbes. La dimensión de la cueva es brutal, la sensación de amplitud es enorme.
En alto a unos seis metros del suelo vemos varias celdas colgadas. Unas seis que resultan alucinantes. Solo se puede acceder rapelando, esto nos lleva a como algunos de estos conjuntos rupestres se encuentran en accesos complicados quizá para defenderse del pueblo Cantabro o bien porque querían retirarse y apartarse del mundanal ruido.
Desde el alto del Cuevatón uno solo puede dejarse llevar en silencio, reflexionar sobre el ajetreo del sitio en su momento y el silencio de hoy. Levantarse por la mañana en estos lúgares tenía que ser especial. ¿Como vivirían estas comunidades de monjes anacoretas su día a día?.
Las dimensiones dan a entender que aquí vivió una comunidad importante llegando algunos a pensar que es el eremitorio más importante de Cantabría. Se piensa que fué el precursor de los grandes cenobios que encontramos en el Medioevo.
Sus piedras han visto pasar trogloditas, eremitas, anacoretas, peregrinos, pastores, refugiados e incluso fué bunker en la guerra del 36... Su atracción sigue siendo elevada, resulta fascinante encontrar hoy en día sitios tan puros. ¡ Qué contraste con la autovía a 4 km!
Su visita es muy recomendable para cualquier visitante del sur de Cantabria. Quedarse un buen rato arriba, sintiendo el entorno, reduciendo la velocidad actual, dejandose llevar por semejante atmósfera es uno de los mejores momentos que podemos tener en nuestra visita a este valle.
Cuantas sorpresas nos quedan del rupestre, en que lúgares tan mágicos se asentaban todos estos anacoretas que precisamente querían alejarse del mundanal ruido. ¡Como muchos ahora!
En sus alrededores encontramos númerosas celdas que dan muestra de la comunidad que habitó este paraje excepcional. ¡ Una joya!